Podemos entonces usar un mandala para pintarlo y hacer al mismo tiempo meditación. Puedes imprimir uno de la página que compartí arriba después de elegir el que más te guste. Mientras pintas tu mandala déjate llevar por tu intuición, trata de no razonar los colores que usas, ni la distribución de los mismos. El ejercicio de pintar un mandala te puede ayudar mucho a superar un momento de angustia por ejemplo. Y también, muy también te puede ayudar a salir de una crisis de creatividad, atraer ideas para tu trabajo ya que estás estimulando de manera armónica tu hemisferio derecho al tiempo que lo complementas con el izquierdo.
Una vez tengas tu mandala pintado puedes usarlo para su contemplación, mirándolo. Cuando lo mires vas a notar como poco a poco tus pensamientos se van centrando en sus bellas formas y colores, quizás en su simetría y esto te ayuda a callar el monólogo interno.
Entrégate a su observación y conéctate con sus colores y sus formas, siente lo que el mandala te transmite. Sólo siente y ábrete.
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